Persiguen a L3 los desperfectos

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  • Según fotografías en poder de MURAL, algunas de las dovelas han sido reparadas por fisuras múltiples; también hay escurrimientos. Foto: Especial
    Julio Cárdenas/Mural

    Guadalajara, México (06 agosto 2019).- Sobreprecio, daños, desperfectos y retrasos son parte de las fallas que han perseguido a la construcción de la Línea 3 (L3) del Tren Ligero de Guadalajara.

    El proyecto, a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), estaba previsto con un costo de 17 mil 692 millones de pesos, pero en los cinco años que lleva de obras su precio creció 70 por ciento, a 30 mil 87 millones de pesos.

    Además, inicialmente estaba previsto que comenzara a operar en 2017, pero según dicha dependencia estará en servicio hasta enero de 2020.

    Durante su construcción también ha provocado daños en el Centro Histórico de Guadalajara, específicamente grietas en inmuebles históricos como el Museo del Periodismo, el Templo de San Francisco, la Catedral Metropolitana, además del cierre de negocios con pérdidas por más de 500 millones de pesos.

    Zonas como Alcalde Barranquitas y Avenida Revolución han resultado perjudicadas.

    En la primera colonia se registraron 19 casas afectadas con agrietamientos; además, al desconectarse los drenajes, en cada temporal han padecido inundaciones. El año pasado, la anegación alcanzó un metro de altura en viviendas de la Calle Pedro Loza.

    En la segunda zona, las restricciones a la circulación por la vialidad afectaron a los negocios, y desataron vandalismo y delincuencia.

    En noviembre de 2018, la SCT confirmó que las mil 500 piezas a instalar entre columnas y trabes que sirven para amortiguar el paso del tren, conocidas como neoprenos, no pasaron la prueba de calidad, por lo que empezaron a sustituirlas en mayo pasado, con el objetivo de finalizar en cuatro meses.

    Por si fuera poco, la obra se detuvo en diciembre, luego de darse a conocer que la SCT arrastraba un adeudo de 800 millones de pesos con el consorcio encargado de la ingeniería de los tres tramos que conforman los 21.4 kilómetros de la L3.

    De igual manera, las 13 estaciones ubicadas en las partes elevadas han sufrido deterioro -como cristales rotos en el pasamanos de la Estación Belenes y en el paradero Ávila Camacho- y robos de infraestructura.

    Y en las últimas semanas se han registrado dos socavones sobre el Paseo Alcalde -vialidad que pasa por encima del tramo subterráneo- debido a corrientes y al bombeo para sacar agua de la parte baja.

    Justo en el túnel, un informe en poder de MURAL de la empresa Lytsa indica que 491 dovelas -estructuras de concreto que formaron los anillos que la tuneladora colocó a su paso- tienen despostillamientos y múltiples fisuras.

    Esta situación ya se está reparando, pero según una fuente cercana a las obras, justamente estas fallas podrían propiciar la aparición de socavones en Paseo Alcalde.

    Cuando opere, la L3 del Tren Ligero contará con 18 trenes de tres vagones y dará servicio a 233 mil pasajeros al día.