Ven a la Ciudad poco incluyente

Fernanda Carapia/Mural

Guadalajara, México (22 julio 2019).- Si bien existen cruceros seguros y rampas en algunas calles, a la Zona Metropolitana de Guadalajara aún le falta avanzar en materia de inclusión para todos los sujetos de movilidad.

Esto lo sabe bien Jaime Lara, quien diariamente se enfrenta a obstáculos en banquetas, calles y puentes al circular en su silla de ruedas.

Él padece esclerosis múltiple y para ganarse la vida vende dulces en las paradas de los camiones; su punto de trabajo es Periférico Sur y Colón.

Es independiente en todo lo que hace, excepto desplazarse.

Cuando llega a la salida de la estación del Tren Ligero, espera a un lado de la rampa de uno de los puentes peatonales del Anillo Vial a que alguien le ayude a subir.

Antes podía atravesar por el puente, pero ahora no le alcanzan las fuerzas. A veces logra subir unos cuantos metros, pero desiste.

«Solo no puedo, mis brazos ya no me dan y es mucho lo que hay que subir», lamenta.

Las dos estructuras peatonales de la zona tienen el piso de lámina, lo que dificulta el desplazamiento de Jaime y todas las personas que por ahí transitan.

Aunado a esto, la inclinación no es la adecuada y le produce que haga un mayor esfuerzo para poder subir.

En la banqueta también hay obstáculos: puestos, infraestructura y rampas mal hechas que ponen en riesgo su integridad.

«Están pésimas, no puede uno subir, por eso me quedo aquí abajo, a veces me quedo debajo de la banqueta para esperar el camión porque no puedo subirme», afirma.

Esperar debajo de la acera lo hace vulnerable a ser atropellado, pues los camiones pasan muy cerca de él y, en ocasiones, dice, no lo ven.

Por eso, si no hay quien lo ayude a atravesar de manera segura, prefiere quedarse todo el día apostado a un lado del puente o en un punto donde le dé sombra.

En este lugar ya se han presentado algunos accidentes con personas en silla de ruedas.

Esteban Gutiérrez, quien vende artículos electrónicos afuera de la estación del Tren Ligero, recuerda que hace unos meses, un vendedor de dulces se cayó junto con una persona que lo intentó ayudar a subir la rampa para llegar a la banqueta.

«No pudo con él, le ganó el peso porque el compa está gordito y se fueron los dos de espalda, quedaron en el piso y ya corrimos a ayudarlos», relata.

MURAL publicó en marzo pasado que los puentes peatonales van en contra de los viandantes, ya que fueron diseñados para dar prioridad al carro, obligándolos a recorrer en promedio 300 metros, en lugar de 70 u 80 si hubiera un cruce a nivel.

Para personas con discapacidad o adultos mayores, estas estructuras se vuelven peligrosas por el material y la falta de elementos incluyentes para el libre tránsito, obligándolos a esforzarse más para cruzar.

Carlos Romero, urbanista, señaló que la solución no es lo que hacen algunos Gobiernos, como Tlajomulco, que construyen elevadores para «facilitar» el acceso.

«La solución son los cruceros a nivel», apunta